¿Qué pasa cuando unos liberales de costa blanca montan una fiesta BDSMera y va un BDSMero madrileño a ver cómo se lo montan? Pues fácil...
La comunidad swinger de Costa Blanca es muy estable, y el tiempo que lleva activa se mide en años. Esto es, en parte, a que uno de los puntos de reunión es un chalet que está a cinco minutos de la salida de la autopista, pero que no tiene vecinos que se quejen del ruido o de las visitas raras. Acertar con el sitio es imposible si uno no sabe exactamente dónde debe ir.
La parte mala es que hay que desplazarse en coche, y el trayecto puede ser cansado: una hora y media desde Valencia o Murcia, y entre dos y tres horas desde Madrid.
El ambiente
¿Qué nos encontramos en un chalet regentado por swingers habituales? Pues un ambiente relajado: ropero, cocina, minibar, tres habitaciones con camas de matrimonio, dos cuartos de baño, y un salón de estar que incluye una pecera y un terrario. Hasta aquí, el clásico sitio liberal.
Lo más interesante, sin embargo, está en el sótano. Unos 40 metros cuadrados de mazmorra recién habilitada. Los arcos de ladrillo visto le dan un buen aspecto de sótano. Aunque la mazmorra acaba de ser estrenada, ya tiene dos potros, una cruz de San Andrés, y un cepo[1] (construído por un caballero inglés sin pantalones). Lo único que le falta es un punto de suspensión (o dos).
No es una mazmorra perfecta, pero hay que tener en cuenta que la acaban de montar. Pero es amplia, y se le puede sacar mucho partido.
Las personas
Recordemos: esto es una fiesta BDSMera organizada por liberales, y eso significa que es una fiesta muy gamberra. La comunidad local es abierta y divertida. Sin embargo, hay dos peros:
Primero, es que la comunidad liberal del sureste de España es mayoritariamente angloparlante. Hablan el suficiente español como para desenvolverse, pero para entenderse bien hay que hablar algo de inglés.
El segundo, y creo más importante, es que es una comunidad de origen liberal, con BDSM como aderezo. Se puede echar en falta la etiqueta, los roles más o menos definidos, los manerismos de los BDSMeros no liberales. Y se echa en falta algo de experiencia. No es que Mistress Margaret (la Mistress residente) no sepa azotar, ni mucho menos. Pero es el cuidado por el SSC, la atención por la pareja de juego, hacer spanking durante más de medio minuto, o saber hacer una karada en condiciones. Está bien hacer el gamberro de vez en cuando, pero no siempre.
En resumen
En definitiva: como sitio es excelente, así que cualquier BDSMero que tenga que hacer un viaje por la A-31 tiene una visita obligada. La comunidad BDSMera local puede beneficiarse de un intercambio de experiencias, y eso sólo se puede arreglar... visitándoles.
Así que al meollo: Antes de bajar a la costa este verano, hay que echar un ojo a http://www.costablancabdsm.com/
Pero ¿te han contado como nos dimos cuenta de que no llevaba pantalones?....Nina
ResponderEliminarCuenta cuenta...
ResponderEliminarAquel tipo tenía mucho interés en ser atado. A pesar de explicarle que yo no era la personas adecuada, por mi inexperiencia, seguía insistiendo, así que pensé en hacerle una karadita, (eso ya lo había ensayado en Las Saturnales),como llevaba la camisa larga,no nos habíamos dado cuenta de que estaba desnudo (completamente) de cintura para abajo.
ResponderEliminarHasta que (recordando, como me habías enseñado a atar hombres) llegúe a las pelotillas. Sin esperarlo me encontré agarrándolo de ...
¿Lo más divertido?, nuestras caras de sorpresa porque yo estaba asombrada, pero él...¡¡no se acordaba de que iba desnudo!! Al final lo pasamos bien, incluso se prestó a probar su propio cepo, pero eso ya es otra historia...
Nina