martes, 26 de agosto de 2008

La mirada de una Dómina profesional sobre BDSM

Durante mi visita a Tenerife, pude conocer y disfrutar de la amabilidad de NomarTF y su esclava, quien al terminar un café con otras personas, todos practicantes no profesionales del BDSM, me instó a escribir sobre como ve una Dómina profesional el mundo del BDSM para incluirlo en el Foro BDSM Canarias. En realidad, querido NomarTF, no puedo hablar desde el punto de vista de una profesional, sino desde el mío propio, que es el de la amateur que accidentalmente se lanzó a vivir esta aventura.
Desde el principio, cuando empecé a conocer el mundo del BDSM, consideré que siendo posible realizar nuestras fantasías, con la seguridad que con él nos ampara, somos unos privilegiados por alcanzar a disfrutar de esta sofisticación, que una gran mayoría de gente ni siquiera sueña.
Para mí lo más valioso son las intensas emociones que se generan, ya que aunque es verdad que toda nuestra estética es en gran parte erótica, y los deseos se reflejan en un tanto por ciento muy elevado en ese terreno, eso sólo es la pieza más visible de lo que hay detrás. En mi opinión nuestras fantasías nacen en la psiquis, se reflejen o no en fantasías eróticas como medio para vivirlas, vuelven a la psiquis y la equilibran, y esta es la filosofía de la que yo me valgo para jugar, que no digo que sea la única ni la verdadera, ya que el BDSM podríamos considerarlo como un saco en el que cabemos personas con muy diversas inclinaciones y motivaciones, eso sí, con un nexo común que podría nombrarse con una sola palabra: Respeto
Ahora, gracias a Internet gozamos de una facilidad que antes no tenía este colectivo, si es que nos podemos llamar así, aún tenemos mucho que andar en cuanto a unión. Existen muchas páginas de contactos, sin embargo no es tan fácil encontrar con quien jugar, debemos tener en cuenta que no todo el que dice saber o entender es sincero, también aquí hay mucha paja que trillar antes de encontrar el grano. Este no deja de ser un juego peligroso, no tener en cuenta con quien lo compartimos es una autentica temeridad. Para los hombres se suma una dificultad, son muchos más que mujeres tanto en uno como en el otro rol, por lo que les es muy difícil poder llegar a realizar sus fantasías. Generalmente las mujeres en las Web de contactos tenemos la bandeja llena de solicitudes, que serían imposibles de atender, empezando por que hay que filtrar a los muchísimos pajilleros que entre los verdaderos amantes del BDSM se nos cuelan. Además habría que atender a lo complicado que ya de por sí resulta congeniar con alguien para mantener una relación convencional, cuanto más si la aderezamos con los gustos diversos de los practicantes del BDSM.
Llegué a profesionalizarme de un modo muy casual, una Dómina profesional había dejado su dedicación. El dueño del estudio buscaba una solución para no tener que cerrarlo e invitó a algunas personas afines al mundo del BDSM a conocerlo, entre las que estaba yo. Me ofrecieron la posibilidad de probar si podía gustarme jugar de forma profesional, y salvado el primer vértigo decidí acometer la aventura. En poco tiempo entendí que había sido una enorme suerte encontrarme con un estudio tan bien montado, dispuesto para empezar a utilizarlo, sin embargo, ningún comienzo es fácil y desde luego en este mundo menos, requirió de mucho trabajo poner en marcha tanto mi promoción como el protocolo que poco a poco he ido creando a mi gusto. Aún así, la crisis y otros aspectos que luego comentaré hacen bastante difícil poder sustentar (aunque el tributo pueda parecer excesivo), toda la infraestructura que se encuentra quien decide darse el capricho de acudir a una Dómina profesional para realizar esa fantasía que es tan difícil de poner en marcha.
A menudo, se tiene la idea de que la Dómina profesional es una farsante, y en muchos casos tienen razón, ya que hay mucho intrusismo desde el mundo de la prostitución, al que no infravaloro, pero del que sin embargo detesto que algunas de sus “profesionales” valiéndose de nuestra estética, se hagan pasar por lo que no son ni sienten, dejando desengañados a muchos que creen acercarse al mundo del BDSM. Nos hacen daño a todas/os, a nosotras porque cobran unas cantidades que una verdadera Dómina profesional no puede igualar en el tributo que pide, ya que nosotras sólo hacemos sesiones de BDSM manteniendo una infraestructura muy cara (todo en BDSM lo es), y ellas sólo lo consideran uno más de los servicios que prestan por lo que realmente supone una competencia desleal; y al sumiso porque realmente no encuentra lo que va a buscar… en realidad no es más que un timo, como el de la estampita, ya que ellas escenifican sin entender muy bien qué es lo que el sumiso necesita para disfrutar de esa parcela de sí mismo, no sienten nada de lo que hacen, creedme si os digo que alguna que conozco, cuando habla de sus clientes sumisos suele ponerles la etiqueta de “locos”, así que al final el sumiso termina desencantado pensando que el BDSM es una utopía.
No sé como se lo toman otras profesionales, sé como lo vivo yo. Disfruto de lo que hago, y por tanto evito hacer nada que no me sea satisfactorio, por lo que no atiendo a guiones que me propongan, posiblemente podría hacer muchas más sesiones de las que hago y tener muchos más adeptos si aceptara ciertas cosas, pero eso ya no sería Dominación y perdería la emoción de la sorpresa por lo que no estoy interesada en ello. Naturalmente que tengo en cuenta a cada persona en particular, para ello elaboré un cuestionario en el que mediante un test me ocupo de enterarme de qué experiencia, deseo o límite tiene el sumiso para cada una de las prácticas que pueden darse en una sesión, además de preguntarles por sus fantasías, motivaciones y estado de salud. Este protocolo purista del BDSM auténtico, me sirve para salvar la inmediatez que supone una sesión profesional, ya que no nos conocemos previamente, y por lo tanto lo utilizo como punto de referencia para establecer una charla previa a comenzar. Con toda esa información y mi intuición, dirijo las sesiones como más adecuado me parece en cada caso, para llegar a disfrutar ambos de esa energía necesaria, que se genera cuando quien llegó a visitarme, alcanza su rol en esa otra dimensión que vive dentro de él.
Sería mucho más largo disertar sobre lo que a mí me parece este mundo, de hecho si tuviera que hablar sobre tantas anécdotas y cosas conocidas y aprendidas desde que empecé, podría escribir un libro que tendría muchas páginas ya, o se quedaría corto para poder contarlo todo, pero esto es un comentario que colgaré en el
Foro BDSM Canarias y en mi blog particular por lo que ya resulta demasiado largo.

2 comentarios:

  1. ¿Qué diferencia hay entre pedir dinero y exigir un tributo?

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    1. Ninguna, el vil metal es el que nos permite pagar el alquiler del estudio en donde los sumisos que de tanta discreción necesitan, vienen a disfrutar de sus fantasías, nada es gratis, pero para qué engañarnos es mejor que haya sutileza en lo que decimos porque también forma parte del juego.

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